miércoles, 26 de diciembre de 2012

Y en urgencias se armó el belén


3:30 horas de la madrugada de un veinti pocos de diciembre. En la sala de espera de urgencias pocos pacientes, un joven matrimonio, nuestra Encarni y, no me lo puedo creer: Antoñito el yonky,  muy mejorado acompañado de un joven de raza negra de dos por dos y por manos dos panderetas. Claro, claro, para cualquiera, tres pacientes en la sala de espera no es nada, pero lo que no sabe nadie es que la Encarni y el Antoñito son como los futbolistas buenos de los cromos: valen por diez cada uno y si los juntas tienen el mismo efecto que obtenemos al mezclar agua fuerte y bolitas de aluminio: una bomba.


Antonio acude por un simple dolor abdominal.

-       Qué pasa Antonio, ¿estas mejor? ¿y tu madre?
-       Mi madre ha muerto, era una mala influencia. Me metió en el mundo de la droga , jajaja y ahora gracias a mi amigo, he dejado de ser un egoísta. En lugar de tanto consumir, me he puesto a repartir jajaja.

La joven desposada acude obligada por su flamante marido, militar recién llegado de seis meses de misión de paz en no se dónde. Un malestar general, nauseas, vómitos, retraso de menstruación. Al  militar las cuentas no le salen. Seguro que es un virus, el test de gestación positivo no deja lugar a dudas, pero el sigue empeñado en que será un virus.

Mi yo interior (M.Y.I.): “Si hombre, puede ser un virus que vive en la orina de tu mujer y que sabe colorear rayitas en el predictor”.

Mi compañera no descarta que sea un virus, eso sí: se lo ha transmitido su amante.
La discusión de la pareja se traslada a la sala de espera. Encarni se mete de lleno en la conversación,  toma por el hombro al marido y sin más dilación le explica la situación archiconocida por todos nosotros: “Mira padre mío, ha sido el espíritu santo hecho paloma y eso tarda poco eh, para el 24 o el 25 de diciembre está aquí el chiquillo”.

Las carcajadas de Antoñito despiertan la ira del marido y casi llegan a las manos. Acudimos todos a la sala de espera. El hombre de color se pone en pie y se dirige hacia nosotros. Mi Yo interior (M.Y.I.) no puede más que fijarse en esas pedazos de manos y cantar: “Una pandereta suena…

El hombre de color frena de golpe y nos comenta desconcertado: “En mi país tener un hijo es motivo de alegría, aquí de pelea ¿qué ha pasado?

Pues simplemente que se armó el belén, son la 5:30 horas y ya tenemos a Baltasar con su camello incluido, a la virgen María y el marido, que ha declinado el papel de San José decantándose por el de buey y es que ciertamente ese papel le queda mucho mejor. Nos quedan aún varios personajes para completar el belén, pero confió en que lo logremos antes de que finalice el turno de noche. Feliz Navidad.

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