Existe un nutrido elenco de frases que, especialmente,
incentivan la actividad de los distintos profesionales sanitarios. Son frases
que aumentan las ganas de ir a trabajar, de formarte, de aprender, de que no
pesen las jornadas laborales de noches, festivos y fines de semana.
Son las llamadas frases “incentivadoras”. Están las
clásicas, las de toda la vida, dentro de estas las dos que más destacan son: “Cómo le pase algo a mi padre te mato”
(claro, claro, y es que los profesionales sanitarios tenemos un don divino-mágico
adquirido a lo largo de la carrera
profesional, tras superar los 15 créditos de la asignatura “Poder de Decisión
sobre la vida y la Muerte” estamos capacitados para evitar la muerte en todas
las situaciones). Que su padre tiene 90 años y desgraciadamente sufre un
infarto masivo, no se preocupe, si la medicina tradicional falla, aplicaremos
nuestros poderes mágicos, arrancando a su familiar de las garras de la muerte,
en ocasiones tenemos que aplicar este poder con mesura ya que de lo contrario, si lo sobrepasamos
podemos convertir al paciente en inmortal.
Llegado a este punto, cabe preguntarse que si existe este
don adquirido tras recibir dicha asignatura ¿por qué muere gente en el
hospital? Es obvio. Porque, y perdonen el sarcasmo y el humor negro en este
tema tan delicado, la asignatura “Poder de Decisión sobre la vida y la Muerte”,
en los actuales planes de estudio es de libre configuración, no es obligatoria.
No todos los profesionales sanitarios la cursan, de ahí que en ocasiones se
produzca ese fatal desenlace.